martes, 14 de febrero de 2012

La vida sexual de Catherine Millet, por Catherine Millet

Yo, como miembro respetable de la comunidad ¿Porqué escribiría literatura erótica?. Si lo hiciera, sería como un desfogue de una supuesta imaginación calenturienta. O podría escribir erotismo como una manera de transgredir las buenas maneras y darme una liberación psicológica. Podría escribir erotismo con intenciones políticas, como en los pasados siglos se hacía.

Podría hacerlo por pura picardía, para ponerle sazón a una escritura, o por la belleza de la poesía. Incluso podría publicar mis diarios íntimos y seleccionar sólo los pasajes llenos de cachondez.

Por último, me imagino que podría escribir pornografía para ganar algo de dinero.

Lo que yo no entiendo es porqué Catherine Millet escribió éste libro. Ella es una persona con un nombre y una fama pública como conocedora de arte. Una editora de una famosa revista de arte que confiesa su ninfomanía en un libro que no llega a ningún lado. El libro es una larga disertación sobre sus orgías, su sexo en público, y sus extravagantes gustos en la cama, el suelo, el coche o donde se ofreciera el momento.


El París de la juventud de la autora. En parques, en el campo, en orgías multitudinarias donde era tomada por turnos o a la vez, 30 hombres en una hora, 150 hombres en una noche. Conocidos y desconocidos, agradables y desagradables. Lo que nos dice es que ella está "cosificada", es un cuerpo, una mujer objeto siendo tomada por otros cuerpos, por hombres objeto. Manipulada, sometida, acariciada, sodomizada, ella nos cuenta todo como si lo estuviera viendo desde fuera, en un plano más allá de las sensaciones y del placer.

Así, en una calle bastante despejada, a dos pasos de la embajada de la URSS, hallé refugio en la trasera de una camioneta del ayuntamiento de París, evidentemente porque en el grupo figuraba un empleado municipal. Los hombres entraban por turnos. Yo estaba en cuclillas para chuparles o acostada y encogida de costado, tratando de ofrecer mejor el culo para facilitar su penetración. Detrás, no había nada pensado para suavizar el contacto con la chapa ondulada, y las sacudidas me hacían bastante daño. Pero habría podido permanecer agazapada allí toda la noche, menos anquilosada a causa de la penosa postura que entumecida por la atmósfera del nicho inadecuado en que estaba ovillada y en el que me hundía, como parece que ocurre en ciertos sueños opacos, y miraba cómo me hundía. No tenía que cambiar de sitio: a intervalos regulares la puerta de atrás se levantaba, el hombre saltaba dentro, una nueva silueta se colaba. En el pequeño vehículo bamboleante, yo era el ídolo inmóvil que recibe sin pestañear los homenajes de una serie de fieles. Era la que me imaginaba ser en algunos de mis fantasmas..........Pero abandoné mi baldaquín de chapa antes de que todo mundo hubiera desfilado. Eric, que montaba guardia, me lo explicó al día siguiente: por un lado, los tíos, muy excitados, comenzaban a observar un comportamientoimprudente; por otro, la camioneta amenazaba con volcar.



Poca psicología, poca moralina, cero ideología. Los hombres apenas existen, son solo cuerpos borrosos en el libro. Frialdad y distancia. Un libro maratónico sobre sexo; un libro que después de los primeros atrevimientos y de la descripción de las primeras orgías termina por ser aburrido y anticlimático. El secreto es que el libro no es literatura erótica, porque aunque esté lleno de sexo casi no hay sensualidad en él.

¿Qué pasaba por la cabeza de la autora? Me atrevo a decir que como conocedora de arte, lo que está haciendo es diseccionar una obra, narrar su vida sexual como si fuera una obra de arte, de una manera desapasionada. No es erótico, ni es literatura.

El libro “La vie sexuelle du Catherine M.” fue publicado en Francia en 2001 y pronto se convirtió en un éxito de ventas con mas de 2.5 millones de copias vendidas.

He follado ingenuamente durante una gran parte de mi vida... De vez en cuando tropezaba, por supuesto, con algunas de las dificultades psicológicas conexas (mentiras, amor propio herido, celos), pero las imputaba a la lista de pérdidas y ganancias. No era una mujer muy sentimental. Tenía necesidad de afecto, lo obtenía, pero sin llegar al extremo de construir, a partir de relaciones sexuales, historias de amor.




Perversógrafo: sexo vaginal, anal, oral, entre las tetas, en público, orgías, tríos, prostitución, masturbación, exhibicionismo, lesbianismo.

La vida sexual de Catherine Millet
Catherine Millet
Anagrama
España, 2004
ISBN: 9788496333000
256 pags.







7 comentarios:

  1. Pues qué mujer tan aburrida! Cojer por cojer y publicar por publicar.

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  2. ¡Estoy de acuerdo contigo! Como obra que se categoriza como "literatura erótica" tiene tanta sensualidad como la nada. ¿Dónde queda el erotismo de calidad, aunque sea basado en tu biografía? Gracias sra Millet por menospreciar un género fántastico.

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  3. Me llamaron muchísimo la atención estas memorias, coincido contigo en que tienen la misma sensualidad que un tratado geopolítico -o menos-, pero sí creo que es psicológico, o sociológico, y de una reveldía extrema. Una mujer que se abre a tope en su cuerpo y que cierra su alma a cal y canto, fría y lejana. Conocemos mucho porno así pero que venga de una mujer nos deja helados, ¿dónde la ternura, el calor que esperamos encontrar en los senos de mujer?
    Podríamos clasificarla como precursora de esta nueva ola de caperucitas cabreadas que gustan de hacerse llamar postfeministas o pornoterroristas, ¿no?

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  4. Bueno, el punto es que me quedo pensando......efectivamente el libro no me excita, al igual que no me excita la "Historia de O"; sin embargo éste último puede considerarse erótico porque fue escrito para impresionar a un amante.........pronto escribo de Historia de O e intento clarificar el punto

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  5. Aunque la mía no deja de ser una opinión, creo que todos sabemos que "para gustos, los colores". El que un relato pueda resultar erótico o no yo diría que es muy relativo, en el libro se describen situaciones muy vulgares (unas más que otras) y de forma muy realista, pero eso no lo quita de ser erótico y bonito. A cada uno le excitan unas cosas.
    Para mí Catherine Millet ha marcado un antes y un después en mis lecturas eróticas, se sale de todo lo establecido y no tiene ningún miedo y pudor en relatar sus vivencias, además lo hace de una manera muy elegante.

    Cualquier manifestación femenina que se salga de lo habitual, sobre todo en la sexualidad, es diana de prejuicios y críticas que no hacen más que fomentar el rol de mujer tierna, sumisa, fina y políticamente correcta. Un ole para esta mujer que ha sido capaz de abrirse al mundo con sus relatos, y con sus piernas a los hombres que le han apetecido.

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  6. Aunque la mía no deja de ser una opinión, creo que todos sabemos que "para gustos, los colores". El que un relato pueda resultar erótico o no yo diría que es muy relativo, en el libro se describen situaciones muy vulgares (unas más que otras) y de forma muy realista, pero eso no lo quita de ser erótico y bonito. A cada uno le excitan unas cosas.
    Para mí Catherine Millet ha marcado un antes y un después en mis lecturas eróticas, se sale de todo lo establecido y no tiene ningún miedo y pudor en relatar sus vivencias, además lo hace de una manera muy elegante.

    Cualquier manifestación femenina que se salga de lo habitual, sobre todo en la sexualidad, es diana de prejuicios y críticas que no hacen más que fomentar el rol de mujer tierna, sumisa, fina y políticamente correcta. Un ole para esta mujer que ha sido capaz de abrirse al mundo con sus relatos, y con sus piernas a los hombres que le han apetecido.

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  7. No puedo entrar en el grado de erotismo del libro, más que nada porque sólo he oído hablar de segundas, aunque si que creo que quizás es un reflejo de la sociedad actual, ese sexo frío y aséptico me recuerda mucho a la sensación que tuve cuando leí Plataforma de Michel Houellebecq. Catherine Millet parece que sufre una sexualidad que parece más cercana a lo másculino que a lo femenino. El valor quizás es ese, encontrar un nuevo registro a la sexualidad femenina (como también Kessel lo probó años antes con Belle Jour).

    De todas maneras me parece muy interesante la pregunta que planteas en un principio, por aquello de cual es el motivo que una persona arriesgue todo su prestigio para lanzar un libro biográfico con alto contenido sexual, que puede que haga cambiar tu vida. Cualquier otro no se hubiera arriesgado, y lo hubiera lanzado con pseudónimo (igual ella vió imposible que no se revelase su identidad). ¿Quizás por dinero? No creo, porque uno cuando escribe no creo que crea demasiado en que su libro vaya a ser un bestseller.

    La única razón que veo factible, es el convencimiento absoluto de que ella quería dar su testimonio sobre su de entender la sexualidad femenina, aparte de cumplir sus pulsiones como escritora. Sea como sea le doy totalmente el mérito de la valentía, porque yo al menos creo que sería muy cobarde para contar ante el mundo mi vida sexual, y eso que ni siquiera soy un personaje medianamente conocido, como era ella.

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