lunes, 27 de febrero de 2012

Anticonceptivos, condones I

Arte de las putas es un poema de Nicolás Fernández de Moratín, clasificado dentro del género de la literatura erótica o picaresca. Circuló exclusivamente en forma clandestina hasta más de un siglo después de ser escrito.

Compuesto a principios de la década de 1770, no se publicó en vida del autor sino más de un siglo después de su creación, recién en 1898.
En él, tenemos un curioso texto acerca de la bondad del uso del condón:


 Tú así del soto a casa ve a atacarte:
 mas yo quiero del todo asegurarte,
 facilitando del condón el uso;
 feliz principio a esta artimaña puso
 de un fraile la inventiva, que de un fraile
 sólo, o del diablo, ser invención pudo.
 Iba el reverendísimo cornudo
 ardiente, como siempre están los Padres,
 por el arroyo Abroñigal al campo
 una tarde de sol del mes de enero,
 y en un barranco se encontró hecha un cuero
 una de estas grandísimas bribonas
 que piden el dinero arremangadas.
 Del Espíritu Santo a la gran venta
 con las Guardias Valonas hubo ido
 y bebiéndose azumbres más de treinta
 el camino la pobre hubo perdido.
 Hallóla el Religioso y enfaldóla
 a precio de dos reales que lo fueron
 de una misa aquel día en la mañana.
 Alzó él sus habitazos cazcarriosos
 presentando un mangual como una torre,
 y en vez de una belleza soberana
 se encontró un miembro femenil podrido,
 lleno de incordios, unos reventados,
 otros por madurar, otros maduros,
 sobresaliendo el clítoris llagado
 sin un labio y pelado a repelones;
 colirios de las séptimas unciones
 con cicatrices, churre y talpapismos;
 de hediondo aliento y corrompido podre;
 sucio de parches, gomas y verrugas,
 cuantiosas y abundantes purgaciones,
 que inundaban de peste la entrepierna,
 pringando de materia las arrugas
 de la muy puerca tripa renegrida.
 Quedóse el fraile como si escondida
 víbora hubiera hallado en su alpargata;
 haciendo cruces de volverse trata,
 porque el convento no se escandalice,
 aunque no hay cirujano que no dice
 que las bubas están en los conventos;
 mas tal era la indómita lujuria
 del sumamente Reverendo Padre,
 desvirgador mayor de su colegio,
 que discurrió enebrarlo sin injuria
 de su miembro, y quitando prontamente
 de la cabeza, astuto, la capilla:
 «Si son las bubas multitud viviente
 de insectos minutísimos y tiernos
 como sienten los físicos modernos,
 porque el mercurio a todo bicho mata,
 la comunicación evitar quiero,
 haciendo escudo de la ropa santa»
 dijo, y calando a modo de sombrero
 en su bendito miembro la capilla,
 así lo mete. La pobreta chilla,
 no enseñada a tan rígida aspereza.
 Acabó el fraile y ve que se endereza
 la comunidad toda hacia aquel puesto,
 y por no dar ejemplo de inmodesto
 se pone la capilla que chorrea,
 jabonando el cerquillo y la corona,
 blando engrudo, simiente de persona.
 Así el gran D. Quijote en ocasiones
 contra el casco exprimió los requesones
 que el buen Sancho en su yelmo hubo guardado.
 El condón de este modo fue inventado;
 después los sutilísimos ingleses,
 filósofos del siglo, le han pulido,
 y a membrana sutil le han reducido,
 que las almendras lo conservan fresco
 con el aceite que destilan dulce;
 y las putas de Londres son multadas
 si no ofrecen bandejas de condones,
 que les hacen venir desde la China,
 y en Montpellier se venden a paquetes,
 y en las tiendas de Pérez y Geniani,
 si los pagares bien y con secreto,
 y por los Secretarios de Embajada,
 que a la nuestra remiten las naciones.
....
....
....
 Supongo que continuo armado sales
 del condón, tu perenne compañero,
 y así no ensuciarás los hospitales.



lunes, 20 de febrero de 2012

Kamasutra de Anne Hopper

Este es uno de esos libros que a la vez me encanta y no. Se trata de una interpretación de las mejores partes del Kamasutra Hindú, del Ananga Ranga, del Jardín Perfumado y de algunos tratados taoístas sobre sexo. Si bien una buena parte del libro está dedicado a las posturas sexuales con bellas fotografías, hay partes que explican los preámbulos del amor, las caricias y la ciencia del sexo oral.

¿Qué me gusta del libro? Las fotografías son muy profesionales y de buen gusto; los hombres y las mujeres son modelos de bellos cuerpos y bellos rostros, pero de una belleza humana y alcanzable. Cada sección es interpretada por la misma pareja, lo que da la idea de que es un libro para compartir con una pareja estable.

¿Qué no me gusta del libro? principalmente el trato que la autora le da al tema de los manuales sexuales. Para ella, son manuales machistas que desvirtúan el sexo, que no dan información completa y da a entender que si accedió a publicar el libro es porque así se lo pidieron los editores ($i, chucha).

Fuera de ésta estupidez, el libro comienza de un modo harto interesante: la preparación, el toqueteo y la caricia; el ambiente y otras linduras basadas principalmente en el Kamasutra, pero en una versión fácil de leer y con láminas y fotografías buenísimas.

Para mí, el mayor aporte que puede tener el libro es la parte visual; las fotografías difícilmente pueden considerarse obscenas, y se pueden usar para comunicar lo que siempre has querido pedir y que no sabes cómo explicar.

Yo sé bien que las posiciones sexuales aportan muy poco físicamente al erotismo, pero con un complemento necesario para la variedad. Además, la parte de la higiene, el beso y las caricias no tienen desperdicio. Nunca me he arrepentido de su compra. Puede ser un buen regalo para unos recién casados o para un amante tímido.

Bueno......... pego una copia en inglés, pero por corto tiempo, esta copia está en otra página de la cual yo no soy responsable. "No respondo chipote con sangre"

Si lo encuentran cómprenlo, vale cada centavo.

Kama Sutra - Anne Hooper's (Photo Book)












Kamasutra
Anne Hopper
Ediciones B
España, 2000
EAN: 9788440650689
149 pags.


jueves, 16 de febrero de 2012

Anticonceptivos, el condón femenino de Creta

No exactamente aticonceptivo, el condón ha sido categorizado en la literatura de entrepierna como un medio de protegerse de un mal, regularmente una enfermedad de transmisión sexual o de las picaduras de escorpiones.

En la tradición cretense tenemos al rey Minos, un nombre real o un título de respeto, no lo sabemos. Los reyes antaño no debían preocuparse por evitar los embarazos, ya que éste era el método menos sanguinario de asegurarse que su descendencia siguiera reinando.

Lo que sabemos es que era un rey poderoso, arrogante y "cogelón", características que le daban gran admiración entre su pueblo y gran odio entre sus enemigos (que eran casi todas las personas, dioses, monstruos y pueblos que lo conocían)

El rey Minos debió saber que el sexo era algo temible; desgraciadamente parece que nunca estuvo en una secundaria pública donde le pasaran esos vídeos que te dicen que en cuanto metas tu apéndice en un agujero corporal te saldrán toda clase de sarpullidos y supuraciones.

Minos un buen día promete a los dioses hacerles un gran sacrificio; para ello, Poseidón le había enviado un gran toro blanco que salió del mar. Asombrado por la perfección del toro, decide retenerlo como semental y hace en cambio un sacrificio de alguna res "mas jodidona" como tributo a los dioses. Poseidón, furioso, hace que Pasífae, esposa de Minos se enamore del animal (del toro, no de Minos) y ella, enamorada de una manera erótica, como en los viejos tiempos se estilaba, pide a Dédalo (una especie de "DaVinci antediluviano") que le ayude a cumplir una pequeña fantasía zoofílica.

Si Pasífae hubiera sabido la historia del rapto de Europa, hubiera adivinado que tontear con un toro blanco es peligroso; el caso es que Dédalo la disfraza de vaca y bueno.........sacia sus urentes concupiscencias fornicarias con el toro, y un tiempo después da a luz a un precioso........minotauro, mitad humano y con cabeza de toro.

Parece ser que Pasífae y Minos tenían un matrimonio bastante abierto, porque un tiempo después, harta de las escapadas sexuales de su marido con ninfas y mujeres, Pasífae lo hechiza, para que cualquier fémina que tenga contacto sexual con él muera al instante.

Minos no eyaculaba semen, sino serpientes, escorpiones y ciempiés, talento que además de cortar el erotismo del momento, te mata. Minos, quien "no fallaba una" fue entonces temido por las damas, amén de que quedó imposibilitado de tener descendencia, una gran desgracia para cualquier rey cogelón.

Un día Procris le ofreció ayudarle (no se sabe si a cambio de oro o de sexo), para lo cual, se puso la vejiga de una cabra a modo de condón femenino y así logró que las alimañas no la mataran, permitiéndole al rey que "al echarse el segundo" tuviera oportunidad de engendrar multitud de hijos legítimos e ilegítimos.

Lo malo de tener un minotauro en la familia, seas rey de Creta o no, es que tus conocidos piensan que los cuernos vienen por el lado paterno, y luego hay que esconderlos en un laberinto y alimentarlos con vírgenes y esas cosas. Si Pasífae hubiera tenido la sabiduría de Procris, la mitología hubiera sido menos entretenida, pero al menos ella hubiera podido disfrutar con su amante vacuno una relación duradera y llena de sexo zoofílico.



martes, 14 de febrero de 2012

La vida sexual de Catherine Millet, por Catherine Millet

Yo, como miembro respetable de la comunidad ¿Porqué escribiría literatura erótica?. Si lo hiciera, sería como un desfogue de una supuesta imaginación calenturienta. O podría escribir erotismo como una manera de transgredir las buenas maneras y darme una liberación psicológica. Podría escribir erotismo con intenciones políticas, como en los pasados siglos se hacía.

Podría hacerlo por pura picardía, para ponerle sazón a una escritura, o por la belleza de la poesía. Incluso podría publicar mis diarios íntimos y seleccionar sólo los pasajes llenos de cachondez.

Por último, me imagino que podría escribir pornografía para ganar algo de dinero.

Lo que yo no entiendo es porqué Catherine Millet escribió éste libro. Ella es una persona con un nombre y una fama pública como conocedora de arte. Una editora de una famosa revista de arte que confiesa su ninfomanía en un libro que no llega a ningún lado. El libro es una larga disertación sobre sus orgías, su sexo en público, y sus extravagantes gustos en la cama, el suelo, el coche o donde se ofreciera el momento.


El París de la juventud de la autora. En parques, en el campo, en orgías multitudinarias donde era tomada por turnos o a la vez, 30 hombres en una hora, 150 hombres en una noche. Conocidos y desconocidos, agradables y desagradables. Lo que nos dice es que ella está "cosificada", es un cuerpo, una mujer objeto siendo tomada por otros cuerpos, por hombres objeto. Manipulada, sometida, acariciada, sodomizada, ella nos cuenta todo como si lo estuviera viendo desde fuera, en un plano más allá de las sensaciones y del placer.

Así, en una calle bastante despejada, a dos pasos de la embajada de la URSS, hallé refugio en la trasera de una camioneta del ayuntamiento de París, evidentemente porque en el grupo figuraba un empleado municipal. Los hombres entraban por turnos. Yo estaba en cuclillas para chuparles o acostada y encogida de costado, tratando de ofrecer mejor el culo para facilitar su penetración. Detrás, no había nada pensado para suavizar el contacto con la chapa ondulada, y las sacudidas me hacían bastante daño. Pero habría podido permanecer agazapada allí toda la noche, menos anquilosada a causa de la penosa postura que entumecida por la atmósfera del nicho inadecuado en que estaba ovillada y en el que me hundía, como parece que ocurre en ciertos sueños opacos, y miraba cómo me hundía. No tenía que cambiar de sitio: a intervalos regulares la puerta de atrás se levantaba, el hombre saltaba dentro, una nueva silueta se colaba. En el pequeño vehículo bamboleante, yo era el ídolo inmóvil que recibe sin pestañear los homenajes de una serie de fieles. Era la que me imaginaba ser en algunos de mis fantasmas..........Pero abandoné mi baldaquín de chapa antes de que todo mundo hubiera desfilado. Eric, que montaba guardia, me lo explicó al día siguiente: por un lado, los tíos, muy excitados, comenzaban a observar un comportamientoimprudente; por otro, la camioneta amenazaba con volcar.



Poca psicología, poca moralina, cero ideología. Los hombres apenas existen, son solo cuerpos borrosos en el libro. Frialdad y distancia. Un libro maratónico sobre sexo; un libro que después de los primeros atrevimientos y de la descripción de las primeras orgías termina por ser aburrido y anticlimático. El secreto es que el libro no es literatura erótica, porque aunque esté lleno de sexo casi no hay sensualidad en él.

¿Qué pasaba por la cabeza de la autora? Me atrevo a decir que como conocedora de arte, lo que está haciendo es diseccionar una obra, narrar su vida sexual como si fuera una obra de arte, de una manera desapasionada. No es erótico, ni es literatura.

El libro “La vie sexuelle du Catherine M.” fue publicado en Francia en 2001 y pronto se convirtió en un éxito de ventas con mas de 2.5 millones de copias vendidas.

He follado ingenuamente durante una gran parte de mi vida... De vez en cuando tropezaba, por supuesto, con algunas de las dificultades psicológicas conexas (mentiras, amor propio herido, celos), pero las imputaba a la lista de pérdidas y ganancias. No era una mujer muy sentimental. Tenía necesidad de afecto, lo obtenía, pero sin llegar al extremo de construir, a partir de relaciones sexuales, historias de amor.




Perversógrafo: sexo vaginal, anal, oral, entre las tetas, en público, orgías, tríos, prostitución, masturbación, exhibicionismo, lesbianismo.

La vida sexual de Catherine Millet
Catherine Millet
Anagrama
España, 2004
ISBN: 9788496333000
256 pags.







viernes, 10 de febrero de 2012

De gorilas sexys y monos "monos"

Yo sigo con demasiado trabajo para actualizar la página, pero les dejo una pregunta. ¿Porqué los simios en la literatura erótica?

Bellos no son, pero tienen una fama de lascivos que no corresponde con la realidad (exceptuando los bonobos) ¿Será transgresión o será alienación de un deseo?



Cavilando a más y mejor, cayó en la cuenta la ninfómana de que, entre todos los animales, es el mono el que más parecido tiene con el hombre. Precisamente poseía su padre un magnífico orangután. Corrió anhelante a verlo y a estudiarlo y, como se pasase un largo rato examinándolo, el animal, excitado sin duda por la presencia de la muchacha, acabó por mostrarse en la más tentadora y deslumbrante masculinidad. Al fin topaba Santa con lo que cada día buscaba, con lo que era su sueño cada noche. Se le aparecía el ideal, vivo y tangible. Para colmo de dicha, el inestimable tesoro se erguía más firme, más enhiesto y pujante de cuanto ella pudiera ambicionar. Los ojos del orangután la devoraban. El animal se adelantó, se agarró a los barrotes de la jaula y se estremeció con tal ímpetu y tal arte que al fin Santa supo lo que hacía. Arrebatada por su afán, separó un hierro con increíble fuerza y dejó libre el espacio preciso para que la rijosa bestia se aprovechase a su gusto y antojo. Ocho buenas pulgadas, acaso más que menos, se mostraron, potentes y encendidas. Tanta riqueza asustó al pronto a la ansiosa doncella; pero de nuevo la tentó el demonio, y se acercó, miró, palpó y acarició. El simio se entregó al más loco regocijo; amenazaba con romper su encierro y era horrible su mueca. Santa, espantada, creyó tener delante a Satanás. El miedo la detuvo. Iba a alejarse, cuando una mirada última al deslumbrante imán la sacudió otra vez.
Recobró el ánimo, levantóse las faldas y avanzó bravamente hacia la lanza temible y agudísima. Entáblase la lucha, los golpes se suceden, la puntería es certera y el bruto iguala al hombre. Santa es bestializada, desdoncellada y orangutanada. Su goce estalla en una escala de "¡Ohs!" y de "¡Ahs!" tan alta y tan sonora, que la madre la oye, se asusta, acude y se topa a la hija lindamente ensartada por el bicho, suspirando, culeando y escupiendo el alma.

Gamiani



"Al principio no distinguí nada en la oscuridad subterránea; luego acabé por vislumbrar un pasillo, en el fondo del cual se filtraba la luz; le recorrí, siempre descalzo y conteniendo la respiración, y llegué a una puerta tras de la que percibí risas y gruñidos. Apliqué un ojo a una ranura por la que pasaba un rayo de luz, y vi enlazados sobre un diván a la joven y un mono enorme, de rostro completamente humano, haciendo contorsiones y movimientos. Al cabo de algunos instantes se desenlazó de él la joven, se puso en pie y se despojó de toda su ropa para tenderse de nuevo en el diván, pero enteramente desnuda. Y enseguida saltó sobre ella el mono, y la cubrió, cogiéndola en sus brazos.
Y cuando acabó su cosa con ella, se levantó, descansó un instante, y luego la poseyó otra vez, cubriéndola. Se levantó después, y descansó otra vez, pero para caer de nuevo sobre ella y poseerla, y así lo hizo diez veces seguidas de la misma manera, mientras ella, por su parte, le otorgaba cuanto de más fino y delicado otorga la mujer al hombre. Tras de lo cual, cayeron ambos desvanecidos en un aniquilamiento. Y ya no se movieron.
Yo quedé estupefacto...

Las Mil y una noches, noche 353



Y empezaba a arrepentirme de mi compra, cuando de pronto vi que mi mono daba una sacudida, haciendo varios movimientos singulares. Y en el mismo momento, sin que tuviese tiempo yo de darme cuenta de la cosa, vi, en lugar del repulsivo animal de trasero reluciente, a un jovenzuelo como la luna en su decimocuarto día. Y en mi vida había yo visto una criatura que pudiese compararse con él en hermosura, en gracias y en elegancia. Y erguido en una actitud encantadora, se dirigió a mí, con una voz dulce como el azúcar, diciendo: "¡Mahmud, acabas de gastar en comprarme los cinco dracmas de plata que eran todo tu capital y toda tu fortuna, y en este instante no sabes qué hacer para procurarte algún alimento que nos baste a mí y a ti!"
Y contesté: "Por Alah, que dices verdad, ¡Oh jovenzuelo! Pero ¿cómo es esto? ¿Y quién eres? ¿Y de dónde vienes? ¿Y qué quieres?" Y me dijo sonriendo: "Mahmud, no me hagas preguntas. Mejor será que tomes este dinar de oro y compres todo lo necesario para nuestro regalo. ¡Y sabe, Mahmud, que, en efecto, tu destino, como pensaste, está atado a mi cuello, y vengo a ti para traerte la buena suerte y la dicha!" Luego añadió: "¡Pero date prisa, Mahmud, a ir a comprar de comer porque tenemos mucha hambre tú y yo!" Y al punto ejecuté sus órdenes, y no tardamos en hacer una comida de calidad excelente, la primera de esta especie, para mí desde mi nacimiento. Y como ya iba muy avanzada la noche, nos acostamos uno junto a otro. Y al ver que, indudablemente, era él más delicado que yo, le tapé con mi viejo capote de lana de camello. Y se durmió muy apretado a mí, como si no hubiera hecho otra cosa en toda su vida. Y yo no me atrevía a hacer el menor movimiento por miedo a molestarle o a que creyera en tales o cuales intenciones por mi parte, y a verle entonces recobrar su forma prístina de mono con el trasero desollado. ¡Y por vida mía, que entre el contacto delicioso de aquel cuerpo de jovenzuelo y la piel de cabra de los odres que me habían servido de almohadas desde la cuna, verdaderamente había diferencia! Y me dormí a mi vez, pensando que dormía al lado de mi destino. Y bendije al Donador, que me lo otorgaba bajo su aspecto tan hermoso y seductor.

Las Mil y una noches, noche 832



Trajeron a rastras a la lesbiana, ahora desnuda, la metieron en la jaula y la arrojaron al fondo de ella, después de lo cual cerraron la puerta y la aseguraron con una cadena. Al oír el ruido, el gorila se volvió y vio a la mujer desnuda que se encogía en el extremo distante de su prisión. Con una serie entrecortada de gruñidos animales, y casi a cuatro patas, se fue directamente hacia la inerme lesbiana.
Ésta no tuvo tiempo mas que para lanzar un solo grito antes de que la bestia de poderosos músculos llegara hasta ella, la arrojara al suelo de hormigón y le metiera ansiosamente el rígido pene en la entrepierna, introduciendo su velloso cuerpo entre las piernas y logrando por fin encontrar el orificio, en el que introdujo el organo con una salvaje arremetida que arrancó un largo y penetrante grito de dolor y miedo de la garganta de la desventudara lesbiana.
Furiosamente, el gorila la violó con incesantes embestidas que le desgarraron el coño hasta dejarlo en carne viva mientras el enorme animal desahogaba su deseo en su cuerpo relativamente frágil , gruñendo con cada oscilante espasmo.

Memorias de una pulga, tomo 4



PD.- definitivamente hoy me puse desagradable. Desdoncelladas y Orangutaneadas.

martes, 7 de febrero de 2012

Papiro de la dinastía XII

De un papiro egipcio hallado en un archivero de 1750, en Francia. El papiro parece estar dedicado al faraón Seostris y a su bella esposa:

Tan bella es la reina,
prístinas sus piernas como la espuma del mar.
Su sonrisa ilumina el corazón de quien la mira.
De sus ojos surgen chorros de pasión,
su cama es como un estanque de lotos, (equivale a decir llena de deseo sexual)
y su cuerpo desprende la fragancia de la vida.
Tan bella es la reina,
y ¿Porqué el faraón,
hermano (quiere decir esposo) de la reina y gobernante del río,
persigue las nalgas de lo púberes blancos?
¿Acaso no tiene nalgas la reina?

Y luego dicen que no hay nada nuevo bajo el sol.

jueves, 2 de febrero de 2012

Cuento Sadeano (Otro)

Sandwichito
Bueno, en vista de que les gustó el anterior, y en vista de que no tengo tiempo de terminar el otro Literotismo, allí les va uno de los cuentos que más me gustan....Del libro Cuentos Historietas y Fábulas del Marqués de Sade:



HAY SITIO PARA LOS DOS
Una hermosísima burguesa de la calle Saint-Honoré, de unos veinte años de edad, rolliza, regordeta, con las carnes más frescas y apetecibles, de formas bien torneadas aunque algo abundantes y que unía a tantos atractivos presencia de ánimo, vitalidad y la más intensa afición a todos los placeres que le vedaban las rigurosas leyes del himeneo, se había decidido desde hacía un año aproximadamente a proporcionar dos ayudas a su marido que, viejo y feo, no sólo le asqueaba profundamente, sino que, para colmo, tan mal y tan rara vez cumplía con sus deberes que, tal vez, un poco mejor desempeñados hubieran podido calmar a la exigente Dolméne, que así se llamaba nuestra burguesa. Nada mejor organizado que las citas concertadas con estos dos amantes. a Des-Roues, joven militar,le tocaba de cuatro a cinco de la tarde, y de cinco y media a siete era el turno de Dolbreu-se, joven comerciante con la más hermosa figura que se pudiera contemplar. Resultaba imposible fijar otras horas, eran las únicas en que la señora Dolméne estaba tranquila: por la mañana tenía que estar en la tienda, por la tarde a veces tenía que ir allí igualmente o bien su marido regresaba y había que hablar de sus negocios. Además, la señora Dolméne había confesado a una amiga que ella prefería que los momentos de placer se sucedieran así de seguidos: el fuego de la imaginación no se apagaba de esta forma -sostenida-, nada tan agradable como pasar de un placer a otro, no cabía el fastidio de tener que volver a empezar; pues la señora Dolméne era una criatura encantadora que calculaba al máximo todas las sensaciones del amor, muy pocas mujeres las analizaban como ella y gracias a su talento había comprendido que, bien mirado, dos amantes valían mucho más que uno solo; en cuanto a la reputación, daba casi lo mismo, el uno tapaba al otro, la gente podía equivocarse, podía tratarse siempre del mismo que iba y venía varias veces al día, y en lo que atañe al placer, ¡qué diferencia!


La señora Dolmène tenía un miedo cerval a los embarazos y convencida de que su marido no cometería nunca con ella la locura de estropearle el tipo, había asimismo calculado que con dos amantes existía mucho menos peligro de lo que tanto temía que con uno solo, pues -decía ella como bastante buena anatomista- los dos frutos se destruyen entre sí.


Cierto día, el orden establecido en las citas se alteró y nuestros dos amantes, que no se habían visto nunca, se hicieron amigos de una manera bastante divertida, como vamos a ver. Des-Rones era el primero, pero había llegado demasiado tarde y, como si fuese cosa del diablo, Dolbreuse, que era el segundo, llegó un poco antes.


El lector inteligente se dará cuenta en seguida de que la combinación de estos dos pequeños errores debía abocarles a un encuentro inevitable; se produjo, por supuesto. 


Pero mostremos cómo sucedió y si es posible aprendamos de ello con todo el recato y el comedimiento que exige semejante materia, ya de por sí de lo más licenciosa. A instancias de un capricho bastante singular -y los hombres son propensos a tantos-nuestro joven militar, cansado del papel de amante, quiso interpretar por un momento el de amada; en lugar de tenderse amorosamente abrazado por los brazos de su divinidad, prefirió abrazarla a su vez; en una palabra, lo que suele quedar debajo, él lo puso encima, y tras este intercambio de papeles quien se inclinaba sobre el altar en el que habitualmente tenía lugar el sacrificio era la señora Dolmène, que desnuda como la Venus calipigia y tendida como estaba sobre su amante, enseñaba, en línea recta con la puerta dela habitación en la que se celebraba el misterio, eso que los griegos adoraban con tanta devoción en la estatua que acabamos de citar, esa región tan hermosa, en una palabra,que, sin que tengamos que irnos demasiado lejos para poner un ejemplo, cuenta en París con tantos adoradores. Tal era su postura cuando Dolbreuse, que temía la costumbre deentrar sin más preámbulos, abre la puerta tarareando una cancioncilla y por todo panorama se le presenta aquello que, según se dice, una mujer verdaderamente honesta nodebe nunca mostrar.


Lo que habría colmado de júbilo a tantísima gente, hace retroceder a Dolbreuse.-¡Qué veo! -exclamó-. ¡Traidora...! ¿Esto es, pues; lo que me reservas? La señora Dolmène, que en ese preciso instante se encontraba en una de esas crisis en las que la mujer actúa mejor de lo que razona, se apresura a contestar a semejante pretensión:


-Pero, ¿qué diablos te pasa? -pregunta al segundo Adonis sin dejar de entregarse al primero-. No veo por qué ha de decepcionarte nada de esto; no nos molestes, amigo mío, y acomódate aquí, que puedes; como bien puedes ver hay sitio para los dos.Dolbreuse, que no puede contener su risa ante la sangre fría de su amante, comprendió que lo mejor era seguir su consejo, no se hizo de rogar y parece ser que los tres ganaron con ello.


Digo, hay que ser compartidos