martes, 6 de diciembre de 2011

Las damas Galantes de Pierre de Bourdelle

"La Historia" es una señora muy extraña. Pierre de Bourdelle, señor de Brantome (1540-1614) tiene una biografía bastante gris: Historiador, biógrafo y militar, aventurero y escritor que no destacó ni como escritor, ni como militar ni como nada de nada.

El señor era cogelón y alocado, pero tampoco puede decirse que destacó en eso; hereda bienes eclesiásticos que no le interesaban, así que se hace militar y se codea con grandes personalidades, pero parece que el combate no era lo suyo. Tras su servicio militar, se dedica a seguir a la corte y a parcharse a las mujeres ajenas, a la política y a otras suciedades.

Un día se pone tan tremendo madrazo al caerse del caballo, que tiene que retirarse de la vida cortesana, situación que lo aburre sobremanera. Para matar el tiempo decide ponerse a escribir sus escandalosas memorias.

El señor tiene entre sus memorias lo que se conoce como "la novela de las Damas Galantes", la cual no es ni una novela, ni una crónica, ni una serie de cuentos ni una recopilación, ni unas memorias ni nada que se le parezca. Las damas galantes vienen siendo un largo monólogo.



Una hermosa y honesta viuda de treinta años, que deseaba solazarse con un caballero, o mejor dicho, atraerle al amor, al ir cierto dia a montar a caballo se le enganchó el faldón del abrigo en un clavo y dijo al gentilhombre:
-Mirad lo que me habeis hecho, amigo mío; me habeis roto el delantero.
-Lamentaría haberle hecho daño - contestó el gentilhombre - pues es demasiado bonito y hermoso
-¿Cómo lo sabeis , si no lo habeis visto?
-¿Vais a negarme que  lo vi cien veces cuando erais niña y os levantaba la falda para contemplarlo siempre que me placía?
-Bien, pero entonces era un joven adolescente imberbe, que ignoraba lo que valía. Ahora tiene barba, es irreconocible y vos lo ignorais.
-No obstante -insistió el gentilhombre - sigue en el mismo sitio que entonces, sin haberse movido. Creo que lo encontraré en donde estaba.
- Sí, efectivamente sigue en el mismo lugar, pero mi esposo lo movió y agitó más que Diógenes a su tonel.
- Lo imagino - comentó el caballero - ¿Y qué hace ahora sin movimiento?
- Lo que un reloj de torre sin montar.
- Andad con cuidado - dijo el otro - no vaya a ocurrirlo lo que a esos viejos relojes, pues si no se les montan sus resortes, se enmohecen con el tiempo y terminan por ser inútiles.
- Todas las comparaciones no son iguales - objetó la dama - pues lo resortes del reloj en el que pensais no pueden enmohecer, y siempre son buenos, montados y sin montar, a la hora que sea.
- Permita Dios que cuando llegue el tiempo y la hora de montarlo pueda ser yo el relojero.
- Cuando llegue ese día y esa fiesta, no vamos a desaprovecharla y tendremos una buena jornada de trabajo.


Sus memorias no son una fuente histórica fiable del periodo que le tocó vivir, pero su manera de escribir tiene una candidez muy interesante. Su escritura es desparpajada, sin orden estricto; es como si una persona con una leve intoxicación etílica comenzara a platicar sobre sus conquistas y sobre chismes de otras personas (como un borracho necio, pues)

Lo que vemos al leer en sus libros es un retrato desvergonzado de la vida en las cortes y sus cochinadas. El punto es que el autor no hace juicios sobre las personas de las que habla, antes bien explica su comportamiento y hasta disculpa las infidelidades y trapicerías.

Se supone que parte de su inspiración podría haber venido de "El heptamerón" de Margarita de Valois, de cuya corte fueron parte su madre y su abuela (la de Pierre, no las de ustedes, se entiende) Pierre no tiene pretensiones políticas ni filosóficas, su escritura es simplemente un pasatiempo.

"Bueno", dirán ustedes, "ya estuvo de críticas", parece ser que no tengo otra cosa qué hacer que criticar a una pobre víctima aburrida de machucamiento caballil, el punto es que siento que la historia es una señora muy extraña porque para alguien que nunca destacó y cuyos escritos históricos ni siquiera son fuente fiable, encontrar 400 años después un par de sus libros que cuestan tanto dinero, es al menos irónico.

Con todo lo gris de su autor, tiene una lectura ligera, trivial y divertida, es un libro recomendable si lo consigues a un precio que no sea un insulto.




Perversógrafo: Sexo vaginal, adulterio, voyeurismo, sodomía, masturbación, violación anticlericalismo.


Las damas Galantes
Pierre de Bourdelle, señor de Brantome
Ed. Arcopress
ISBN: 8496632121

Mujeres que hacen el amor y sus maridos cornudos
Pierre de Bourdelle, señor de Brantome
Ed. Arcopress
ISBN: 8496632253

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